Consultorías Personales

PRIVADAS POR ZOOM

Tenía apenas 24 años.

Hasta ese momento había leído los típicos libros del despertar espiritual: Brian Weiss, Muchas vidas muchos maestros, Louise Hay, Eckhart tolle del poder del ahora… entre otros.

Y un buen día, a esos 24 años, me lancé de cabeza a ofrecer sesiones personales. No lo pensé demasiado, solo sentí que era capaz y que tenía todo dentro de mí para hacerlo. Y lo hice.

Podríamos decir que “entré por la puerta grande”, y ahora entenderás por qué.

Mi primera sesión fue para la hermana de una persona que yo conocía en ese entonces. La jovencita, de casi mí misma edad, sufría de ataques de histeria y nadie la había podido ayudar a resolverlo hasta ahí.

En ese entonces, yo vivía en Buenos Aires y la joven en Tucumán (norte de Argentina).

En uno de esos viajes que hice a mi tierra natal para ver a mi familia, ella me pidió que le diera una sesión de eso nuevo a lo que me estaba dedicando. Eso nuevo a lo que me estaba dedicando hace ya 15 años es a lo que hoy me dedico. Y podría decir que es a ayudarles a las personas a descubrir el rumbo en sus vidas. Como para resumirlo.

¿Tengo algunos dones para eso? Sí.

¿Tengo algo de videncia para ayudar a las personas a direccionar sus vidas? Sí, tengo videncia. Y es cada día más poderosa.

¿Tengo títulos de algo para dar sesiones? No. Mi único título es mi transformación y resiliencia.

Atendí a la joven en la casa que mi hermana había alquilado para “sobrevivir” un tiempo junto a su nuevo marido. La casa era como la de Frankenstein, ¿la recuerdas? Como la de la película, solo que sin Frankenstein. Había algunos fantasmas, pero no se sus nombres porque no se los pregunté. Jajaja.

De verdad. La casa de mi hermana estaba embrujada. De hecho, nunca creí en esas cosas hasta que me quedé sola con la jovencita que sufría esos ataques de histeria y que, ahora que recuerdo, se parecía a Morticia de la familia Addams. El cuadro era perfecto.

Comenzamos la sesión. Ella estaba sentada en un rincón del living embrujado y yo en el otro extremo. Le pedí que me contara lo que sentía cuando le daban esos ataques que nadie entendía. Y ahí “entré por la puerta grande”, como te dije en líneas anteriores.

Comenzó a contarme que había sido violada por su padre. Me narró todas las escenas de abusos que había sufrido de niña. La joven había reprimido todo eso en su inconsciente pudiendo hablar recién luego de muchos años.

Esa era mi primera sesión. Mi primer caso. Por eso te dije: entré por la puerta grande.

Terminamos la sesión en la casa embrujada. Admito que en muchos momentos de la sesión sentí miedo. Era de noche. La joven solía tener esos ataques de histeria. La energía de la casa era bastante densa. ¿Y si le daba un ataque ahí?

Por fortuna no hubo ataque.

Terminamos la sesión y fuimos caminando juntas hacia unos 50 metros en donde se encontraba la casa de mis padres. El padre de la joven era amigo de mi padre. Yo nunca lo había visto personalmente. Y aquí vino la escena monumental…

Sonó el timbre. La joven me dijo: “Debe ser mi papá que viene a buscarme y te va a pagar la sesión”

Esto fue mortal. ¡El abusador vino a pagarme la sesión de la mujer abusada! Al menos le ayudaba a que ella repare el trauma que él le había generado.

Yo pensé: ¿Con qué cara lo miro? Con cara de… “ya me enteré de todo lo que hiciste”. Admito que el señor no estaba para nada cómodo con la situación, pero pagó la sesión, buscó a su hija y se fue.

Yo regresé a Buenos Aires y atendí a la joven morticia (jaja, bueno, un poco de humor) varias veces más. Hasta que un buen día dejó de sufrir esos ataques, perdonó a su padre y pudo rehacer su vida con una pareja.

Y así comencé este camino de sesiones personales.

No me cansé de atender. Me empaché, que es mejor. Hasta que en septiembre del 2020 dije: NO ATIENDO MÁS. Cerré el espacio para consultas. ¿Por qué? Porque soy humana. Con una hija, yo sola, dando cursos, teniendo una tienda online… no me daba la energía. Decidí cerrar esa etapa de mi vida por un tiempo.

Y ahora, volví a abrir por ciertas temporadas espacio para consultorías personales o grupales.

¿Qué te ofrezco en mis sesiones?

15 años de experiencia, pero no de experiencia de dar sesiones. Hablo de experiencia personal de transformación.

Te ofrezco toda mi resiliencia, mi capacidad de síntesis y profundidad para encontrar la raíz.

Solo atiendo personas comprometidas con sus vidas y evolución que quieren cambios reales y contundentes.

Si quieres reservar un turno, puedes completar el formulario de aquí abajo y te avisaré cuando esté dando turnos

Te mando un abrazo grande.

Aripka Maia

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