La Madre, un ligamento gravitacional

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Si observamos el universo interior tendremos un panorama directo hacia el universo exterior. Lo mismo si esbozamos una pequeña mirada de nuestro mundo y la galaxia.

Cada galaxia posee en su centro un Gran Agujero Negro. El de la nuestra Vía Láctea, los antiguos Mayas lo llamaron HUNAB KU.

El AN (Agujero Negro) es el útero, la madre, el espacio de dónde venimos y hacia dónde vamos.

La fuerza de atracción que produce este AN en el tejido del espacio es tan fuerte que el de nuestra galaxia atraerá, dentro de billones de años, al agujero negro de la galaxia más cercana para fusionarse y convertirse en una sola galaxia (cuando las Galaxias Gemelas se fusionan, cómo es el caso de Andrómeda y la vía láctea). A su vez, este AN produce una fuerza gravitacional a través de la cual se va ´tragando´ la materia que se encuentre cerca de su existencia.

Sin embargo, si lo pensamos profundamente, si este AN no existiera en cada centro galáctico, es muy probable que los soles, constelaciones y sistemas no se puedan sostenerse a sí mismos formando el cúmulo que representa una galaxia (una casa, dentro de la inmensidad que es este universo)

La fuerza que ejerce el AN es tan poderosa que para despegarte de él tienes que generar mucha mucha fuerza para sostenerte en TU ESPACIO y de esa manera poder desarrollarte como una identidad (una estrella, un sol) dentro de su sistema sin ser absorbido por él.

Ahora bien, todos nacemos de ese AN y dentro de él están los potenciales a SER. Si el AN es la madre en la galaxia, en nuestra vida humana nuestra madre sería nuestro AN. Lo cual nos lleva a la siguiente premisa:

“La constitución de nuestro campo magnético dependerá del tamaño de su presencia en nuestra vida, la capacidad de absorbernos que tenga, tragarnos o liberarnos”

Cabe destacar que ese tamaño representa la ilusión creada por nuestro instinto de supervivencia, que identifica claramente el vacío emocional que nos haya quedado de nuestra infancia. ¿Seguimos o no atados a ese AN? ¿Qué atracción ejerce sobre nuestro propio campo?

¿Conoce nuestra Madre el poder e influencia sobre la vida que ha gestado y parido? ¿Utiliza esa fuerza negativamente, lo cual se traduce en manipulación? ¿Somos conscientes que podemos ser estrellas en su galaxia sin estar “pegados” gravitacionalmente en su lugar?

De ahí que las madres también deben equilibrar los temas con sus madres (las abuelas) y así sucesivamente, ya que si ellas recibieron manipulación del ligamento gravitacional, darán lo mismo.

Lo importante es comprender estos dos aspectos:

1) Que siempre estaremos ligados a esa madre y AN en esta vida, ya que recuerda, sin el AN ningún sol se podría sostenerse por sí mismo en la materia oscura del universo. Siempre estaremos ligados a un clan, a una familia. Lo cual no quiere decir que vayamos a estar «pegados» al AN sin poder sentir autonomía. Los soles de nuestro sistema son autónomos, son identidades por sí mismas. Pero todos están sujetos al HUNAB, y a su vez están unidos informáticamente a través de los vientos solares universales.

Quien sostiene la gravitación de la galaxia es el famoso AN. Nuestra madre siempre existirá (sea física o virtualmente) como esa presencia imprescindible que nos “da vida” en cualquiera de los espacios que hoy le toque estar (aunque siempre vive con nosotros con el arquetipo que hemos formado de ella en nuestro inconsciente). Por ello honrarla y resolver cualquier conflicto con ella es primordial para que puedas constituirte como un SOL con identidad dentro de la constelación que estás danzando. De aquí la premisa que la Madre es un ligamento gravitacional hasta tanto hayamos consolidado nuestra base emocional con ella y hayamos podido “despegarnos” de su gran AN que antiguamente nos “tragaba”

Claro que ésta es una apreciación personal y cómo veo el universo y el espacio. Los casi 10 años que llevo brindando servicio terapéutico me han hecho tomar conciencia de iniciar los procesos de sanación siempre por el vínculo femenino.

2) Para llegar a conocer y manifestar las artes del campo magnético (que bien conocieron Jesús y María Magdalena por ejemplo) es necesario si o si resolver cualquier entramado con la Madre. Quien no haya resuelto este vínculo no se podrá dar muerte y renacimiento a sí mismo (de forma profunda y contundente) en esta encarnación. Esto nos deja algunos mensajes:

  1. A) Jesús tuvo que evolucionar su vínculo con María para poder trascender
  2. B) María Magdalena tuvo que trascender el vínculo con su madre para conocer las artes del campo magnético o cuerpo Ka.
  3. C) Para elevar tu frecuencia a la energía crística y renacer, tienes que trascender el vínculo principal que representa a tu madre. Incluso al integrar a tu madre en forma sana estarás resolviendo el vínculo con tu padre interior. No importa cuánto dolor haya generado su existencia. Ella fue capaz de gestarte en su cuerpo y ese es el regalo más grande que puede haberte dado. Lo que haya sucedido después es la simple decodificación del plan que esbozaron y lo que vienes a resolver en esta vida es la ilusión del entramado del plan que han generado.

Cabe destacar que el don magnético, que es la atracción, es fundamental para gestar una vida. Por ello las mujeres gestantes nos ponemos muy magnéticas en ese momento. De allí que muchas mujeres no pueden sostener una vida en sus vientres, pues gana la fuerza eléctrica y no se puede sostener el campo magnético a través del cual se gesta una vida. Entonces se ingresa en el momento de “agujero blanco (AB)” Es importante comprender que nuestro campo magnético es como un súper imán.

Si no puedes agradecer, amar y honrar a tu AN no eres digno de ser una estrella para brillar y nada de lo que intentes para establecer tu paz y felicidad en este plano podrá manifestarse si aún no has resuelto el entramado del plan.

Luego de ver en profundidad a la Madre llega el momento de sellar al padre interior. Este estadio es tan profundo como fugaz. Cómo una estrella que deja su estela y en ese segundo se comprende todo, o bueno, casi todo. La experiencia paternal depende de cómo he registrado el vínculo con la Madre.

La tierra y su fuerza para enraizarnos

Así como la fuerza del AN en la galaxia genera esa fuerza gravitacional, y nuestra propia madre en esta encarnación, el planeta tierra con nosotros, los humanos, sus hijos, nos genera exactamente la misma fuerza gravitacional. Estamos pegados a la tierra y siempre caemos en ella porque ella, desde su centro magnético, su agujero negro, su útero, nos atrae. ¿Qué sucede con los seres que no pueden enraizar en ella? Tienen miedo. ¿Por qué? Porque se ha generado la ilusión de absorción con la madre física, entonces todo elemento femenino será visto como amenazador. Resolver el entramado con la madre biológica nos ayudará a resolver el entramado con Gaia, y podremos echar raíces nuevamente, como lo hicimos hace más de 16,000 años en los tiempos dorados de Lemuria y Atlántida.

Aripka Maia

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