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Trabajas la suavidad del ombligo y reconoces lo andrógino en ti. Visualiza a tu gemelo (cordón umbilical y tu placenta) y siente la unión virtual con tu nave nodriza, la madre de madres. Toma tu falo amado hombre, amada mujer… así estás integrada/o.
El hoyuelo, la vagina (ombligo), ya quedó sellada en ti, es el sello de la madre cósmica, celestial (la cicatriz del nacimiento), ese es tu centro de poder, es la puerta de entrada hacia la danza de tu andrógino. Vuelve a renacer desde este origen, ya no hay más luchas de tu dualidad, solo se sostiene por el espejismo del desierto que los creó, para evitar los espejismos vas a pararte en tu propio desierto y ya no has de mirar hacia ninguna parte, solo has de contemplar el tiempo presente que habitas y es habitado por ti.
Bendiciones
Aripka Maia